A veces la vida me recuerda a los castillos de arena con los que jugábamos en la playa.
Construyes en un entorno perfecto, le pones toda tu ilusión, pero al final llega el mar y se lo lleva todo, todo en lo que creías, todo por lo que luchastes, tus ilusiones, tus desengaños.
Además, como en la vida el mar no avisa, aunque lo esperas, año tras año, día tras día, hora tras hora. Sabes que al final va a ocurrir, aun así sigues levantando castillos en la arena.
No sé cuando el mar se llevará de nuevo mi castillo, pero sé que será pronto y lo malo que no se si me apetece levantar otro
Estoy triste, la carretera se ha llevado a un viejo amigo y ni siquiera me he podido despedir de él. Paco, nos vemos.
1 comentario:
Sé que no sirve de alivio, pero nunca nos podemos despedir de verdad, y eso no nos debe entristecer pues sólo forma parte de la magia que sí reside en el vivir. Por nuestra afinidad y nuestros veintitantos, te mando muchos abrazos, Juambri, tantos como necesites.
Simplemente estar acodados en una barra uno junto al otro, vaciando unas cervezas, que la vida sigue...
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