¿Qué clase de personas son las que están juntas y no tienen nada que decirse?
La música de Henri Mancini envuelve un paisaje visitado todos los veranos por nuestros protagonistas. Pero toda la alegría, llena de vida del inicio, se va convirtiendo en soliloquios interiores que rasgan la relación hasta que ya no tienen nada que decirse.
Como espectador sufres con la decadencia de la relación, la infidelidad, el trabajo, los hijos, todos son rémoras de un amor ilusionado que se convierte en una triste farsa que ensombrece la luz de la campiña francesa.
Sin duda una de mis películas favoritas, un flashback continuo que nos hace buscar en nuestro interior para intentar que no se te contagie la triste soledad en la pareja.
Como siempre la figura espléndida de Audrey dirigida por Stanley Donen en el año 1967 (la década prodigiosa).
Un soplo de aire fresco que os llevará, sin dudarlo a observa con otros ojos vuestra propia vida.
Disfrutadla como yo lo hago cada vez que la veo
Por cierto Concha de Oro en el Festival de San Sebastián de 1967
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